Miguel Poveda llegaba el sábado a Roquetas de Mar con todas las entradas vendidas para el concierto que ofreció en el Teatro Auditorio. Dos horas y media muy intensas con un Poveda que hizo flamenco, poesía y copla ante un público que desde el primer momento se sintió entrega al artista catalán.

 

Y es que Poveda aparte del carisma que derrocha en el escenario y esa voz bendita que Dios le brinda, sabe rodearse de los mejores. En Roquetas contó con Jesús Guerrero a la guitarra, un fuera de serie; Antonio Coronel a la batería, Paquito González a la percusión, Miguel Ángel Soto Peña “Londro”, Carlos Grillo y Dani Bonilla en las palmas y los coros, y Joan Albert Amargós en el piano y la dirección musical.

Pasaban diez minutos de las 21:30 horas cuando sobre un escenario si luz, sonaba la voz inconfundible de Joaquín Sabina en off, que decía “Cuando se cierre la veda, no habrá sonetos más jondos que los de Miguel Poveda”.  Seguidamente, hacia su entrada Miguel Poveda en el escenario, donde entonaba ‘Guerra a la guerra’.

 

Luego siguió con ‘El poeta pide a su amor que le escriba”, otro poema de Lorca. Poveda, que siempre está feliz cuando viene al Sur, destacó que “estoy feliz de estar aquí, porque todas las veces que vengo, que son muchas a Roquetas, me siento muy bien, y eso indica que ustedes nos quieren mucho”.

 

“El concierto ya saben cómo suelo plantearlo, lo hago ante ustedes con la poesía de Miguel Hernández, Alberti o García Lorca, pero también el cante flamenco que es mi base está presente en el concierto. Todo eso es para los corazones y las almas que han decidido sentarse aquí esta noche. Habrá también un rinconcito muy bonito para los recuerdos que tengo de mi infancia y que vienen a través de los textos de Rafael de León, de la copla, de la canción andaluza”, dijo Poveda.

 

En la primera parte del concierto centrado en la poesía, Poveda cantó un bello soneto a Sabicas, obra del ilustre Joaquín Sabina. Una de las sorpresas de la noche la protagonizo la cantante almeriense Vanesa de La Voz que fue requerida por Poveda para salir al escenario y cantar juntos ‘Donde pongo la vida’ de Ángel González. Se sentían tan agusto en el escenario que luego hicieron el tema de Serrat, “Aquellas pequeñas cosas’.

 

La parte más poética concluyó con las canciones populares, donde Poveda dejó constancia de su poderío vocal haciendo ‘Los cuatro muleros’ y ‘Anda jaleo’, ambas de Federico García Lorca.

 

Un extraordinario solo de guitarra de Jesús Guerrero dio inicio a la parte más flamenca de la noche. Para ella comenzó por malagueñas para acabar por abandolaos. Luego en el trayecto geográfico que hizo Poveda con sus cantes paso por tientos tangos hasta llegar al Taranto de Almería, que hizo siempre con el acompañamiento de ese fenómeno de la guitarra que se llama Jesús Guerrero.

 

No faltaron las alegrías y bulerías de Cádiz y tuvo también un recuerdo a Lole y Manuel, de quien interpretó ‘Todo es de color’. Por último, una delicada introducción de piano, impecablemente ejecutada por el maestro Joan Albert Amargós supuso el inicio de la tercera parte del concierto, dedicada a la copla.

 

Poveda hizo los temas ‘Último minuto’ y ‘A ciegas’, antes de llevar a cabo una versión de ‘Mi amigo’, tema popularizado por Bambino o Rocío Jurado, así como ‘Dame la libertad’, de El Lebrijano, que Miguel Poveda cantó junto a Miguel Ángel Soto Peña, “Londro”, uno de sus tres palmeros. Fantásticos ambos artistas que dejaron con la boca abierta al público.

 

El final del concierto fue apoteósico con Miquel Poveda cantando ‘Tres puñales’. A lo largo de dos horas y media, Poveda bajo en alguna ocasión al patio de butacas para cantarle al público, llegó a bailar sobre el escenario. Un artista con mayúsculas en Roquetas de Mar.