El Matador de Toros contestó a las preguntas del periodista David Casas en la Sala Juan Ibáñez en la Plaza de Toros de Roquetas de Mar.
El matador de toros, Manuel Caballero mantuvo el pasado jueves una charla con el periodista David Casas en la sala Juan Ibáñez de la plaza de toros de Roquetas de Mar. Esta actividad enmarcada en el ciclo ‘El toro en las artes’ llenó de público la sala, donde se dieron cita toreros como Ruiz Manuel y El César, aparte de un grupo de alumnos de la Escuela Taurina de Almería.
Caballero señaló que “no hay cosa más bonita en la vida que hacer lo que a uno le gusta y encima vivir de ello. Soy un afortunado y tengo que dar gracias a Dios todos los días de poder haber disfrutado del mundo del toro, y de la vida que me ha dado y tener tantos amigos como tengo y estar hoy en Roquetas. No tengo más que palabras de agradecimiento hacia este arte”. El torero dio la enhorabuena al Ayuntamiento de Roquetas por la gran apuesta que hace por el toreo.
A preguntas de David Casas, el diestro Manuel Caballero apuntó que “cuando empecé a querer ser torero, no soñaba con ser figura del toreo, no me lo planteaba. Deseaba torear y hacerlo bien. Cuando llegas a un nivel que crees que toreas bien, la meta siguiente es torear delante de una becerra, después la siguiente meta un becerro, después poder matar un novillo, después torear con caballos. Yo he vivido el día a día, y creo que la ambición me ha hecho ir paso a paso”.
El torero recordó sus inicios, señalando que “en principio comencé engañando a mis padres, no les dije nada. En casa reaccionaron muy bien cuando se enteraron y me pidieron que no faltara a clase y que llevara buenas notas”. De su etapa de novillero, Caballero recordaba en Roquetas que “he vivido con intensidad los pequeños momentos, y me he sentido muy bien de novillero. Abrí muchas puertas grandes en esa época, pero nunca me pare a pensar la trascendencia que tenía en ese momento, con el paso del tiempo te das cuenta de lo que hice en aquel momento”.
Caballero tuvo como referencia siendo novillero a Manolete. De hecho en esa etapa se pone de nombre Manolete II. “Y luego mi gran referente fue Dámaso González. Y luego Pepín Martín Vázquez, que interpretara la película Currito de la Cruz y luego esta Capea y Ordóñez”, apunta el torero.
A mediados de los 90, Caballero vive una etapa difícil y complicada en su vida como es la enfermedad y muerte de su padre. “Toqué fondo para poder volver a salir a flote. Y el toro me ayudó mucho, irme a torear al campo era como mi refugio. Me iba todo mal, pero era feliz frente a un toro. Llegue incluso a pensar en dejar el mundo del toro, estaba francamente mal, y de hecho eche una solicitud para ser agente de seguros”.
Pero a finales de los 90, el torero alcanza su gran plenitud como figura. “En la madurez como torero ya las cosas me salen mucho mejor, y reconozco que tengo mucha más afición y asimilo mejor mi corte de toreo, digamos que encontré mi camino y mi sitio”. También recordó su primera gran cornada que recibió en Francia y su llegada hasta México.
“En México fue algo especial, desde el primer momento hubo mucha química. Era como si hubiera estado allí antes. Los coches, la comida y la afición. Tuve la suerte de cuajar mi primer toro allí y desde entonces cada vez que iba a torear salía dos semanas antes para disfrutar de aquel país y prepararme a fondo. En México me he sentido muy bien tratado y muy querido y yo también les he dado mucho cariño”, apuntó Caballero.
El torero aseguró que siempre le gustó torear con la mano izquierda y con el capote tuvo rachas buenas y rachas malas. A lo largo de la entrevista recordó alguna de sus mejores faenas en su trayectoria como torero. “Hay muchas tardes importantes, donde tuve buena suerte, y alguna tarde también hubo mala suerte y pasé mucho miedo”. El diestro aseguró que la falta de ilusión le llevó a dejar el toreo. “Me quise retirar en plenitud. Hay un momento que veo venir que no tengo ilusión, y siendo fiel a mis pensamientos, decidí que tenía que retirarme”.
Entre sus gustos destacó que “toreando con el Capote he tenido dos ídolos, Rafael de Paula, Pepín Martín Vázquez Morante. Con la muleta me han gustado mucho Manolete, Pepín Martín Vázquez, José María Manzanares, el padre y José Tomas”. Antes del inicio de la charla se guardó un minuto de silencio en recuerdo de la que fuese concejala de Roquetas y diputada provincial, Ana Toro.