Sobre el escenario estarán a partir de las 20 horas, Paco Calavera, Pepe Céspedes, Alvarito y Kikín Fernández
El Teatro Auditorio de Roquetas acoge este domingo a las 20 horas el espectáculo de humor ‘Cómicos fin de año’. Ya es una tradición en Roquetas, “Cómicos fin de año” que data de 2009, cuando los cómicos almerienses ya habían debutado en televisión y captado la atención del público más allá de las fronteras almerienses. Desde entonces, cada navidad, los almerienses Kikín Fernández, Pepe Céspedes, Paco Calavera y Alvarito se reúnen para mostrar al público la mejor cosecha de chistes de cada año.
Paco Calavera exploró los caminos, desinfectó las laderas, eliminó las incómodas piedras que destrozaban las alpargatas de sus delicados pies y conquistó teatros de este país. Su inspiración nace en las calles y devuelven a estas todo su talento centrifugado; pequeños momentos, con sus pequeños detalles elevados hasta la exageración y convertidos en comedia. Calavera es artista, un grande enamorado de lo anónimo. Un ariete de selección.
Pepe Céspedes, si no hubiese sido cómico se hubiese dedicado al baloncesto. Humor inteligente pegado a realidades sociales y políticas. Este personaje ha traspasado fronteras locales para convertirse en fenómeno social, aportando un nuevo lenguaje a la calle. Creador de una jerga que resuena en las cafeterías almerienses. Logró que aquello que se ocultaban detrás de la malla de la vergüenza ahora lo proclamen con orgullo, todo mérito de este tipo genial.
Alvarito es de uno de los barrios más populosos de Almería y eso le aporta una personalidad indiscutible. Reírse de uno mismo es una muestra evidente de inteligencia y el tío le saca máximo provecho. Hordas de seguidores de Los Millares le esperan cada actuación. Este atrevido cachondo que conecta con el público a la primera y da lecciones de lo inteligente que resulta reconocerse a uno mismo como lo parieron como mecanismo que salva cualquier obstáculo en forma de prejuicio. Es un cómico sorprendente que juega con los símbolos de su generación hasta deformarlos con la palabra.
Kikín es un tipo demoledor. Tan extravagante como auténtico. Nacido tras unas viejas bambalinas detrás de un escenario nunca pudo olvidar el aroma a madera de ese corral de comedia, por lo que siempre estuvo atrapado por la interpretación. Dirige, guioniza entregándose la mayor parte de sus días a aquello que ama, el teatro. Este tipo de mente privilegiada convoca a la carcajada con su sola presencia en escena con ese físico de hombre musculoso estilizado por sus largas temporadas en el gimnasio.