Esteban Cruz Martín ha recibido el tradicional homenaje al pescador de mayor edad, que se ha hecho extensible a su mujer Juana “que tanto ayuda en esta parroquia”.
El Puerto de Roquetas de Mar ha vuelto a mostrar hoy su fervor hacia Santa Ana y San Joaquín con una solemne misa en la parroquia del mismo nombre que ha sido celebrada por el obispo coadjutor de la Diócesis de Almería, Antonio Gómez Cantero, y presidida por el alcalde, Gabriel Amat, y miembros de la corporación municipal.
La Eucaristía, cuidada hasta el mínimo detalle por la Mayordomía de Santa Ana y la Virgen del Carmen, ha sido concelebrada por el párroco, Javier Yepes, así como por Ginés García y Antonio J. Martín Acuyo, de Nuestra Señora del Carmen de Aguadulce. El coro de la parroquia ha sido el encargado de la música. A cada lado del altar, las imágenes de Santa Ana con la Virgen niña, patrona del barrio, y de Nuestra Señora del Carmen, patrona de marineros y pescadores.
“Los patrones no se eligen porque sí. Sabéis en este barrio perfectamente qué es ser un patrón, como un patrón de un barco. Es ser un modelo, cada patrón nos inspira”, decía el obispo coadjutor en la homilía.
En este sentido, ha hecho referencia a Santa Ana y San Joaquín, como patrones de los abuelos, “que son el depósito de la sabiduría, de la memoria de una familia y de la memoria de un pueblo”.
En sus palabras, “los abuelos nos dan un andamiaje, tal como Santa Ana y San Joaquín construyeron el andamiaje de la Virgen, y además son el fundamento de nuestra fe”. Por ello, ha instado a “no perder nuestra memoria, escuchar y querer a nuestros abuelos”.
Precisamente, en el marco de la celebración, se ha rendido el tradicional homenaje al pescador de mayor edad, que este año ha recaído en Esteban Cruz Martín, con la particularidad de que estaba acompañado por su esposa Juana. “Es un año especial porque el homenaje es para los dos. Para Esteban y para Juana, quien tanto ha ayudado en esta parroquia. Los dos sois un ejemplo para toda la comunidad”, decía una representante de la Mayordomía de Santa Ana y la Virgen del Carmen.
Tras el homenaje, se han impuesto los escapularios a aquellas personas que lo desearan, entre ellos el obispo coadjutor, quien también ha sido el encargado de lavar la cara de Santa Ana con agua del mar, traída hasta el templo desde la playa por los agentes de la Policía Local Antonio Navarro y José Francisco Martínez.