El escritor Lorenzo Silva y el cineasta Manuel Martín Cuenca protagonizaron el pasado viernes el Aula de Literatura que organiza la concejalía de Cultura de Roquetas.
El Aula de Literatura de Roquetas de Mar cerró este curso el pasado viernes con la participación del escritor Lorenzo Silva y el cineasta almeriense Manuel Martín Cuenca. En el acto participaron la concejala de Cultura, María Dolores Ortega y Pilar Quirosa, coordinadora del Aula de Literatura que hizo una semblanza de los dos protagonistas.
Lorenzo Silva en su intervención habló de literatura ante un público que escuchó en silencio al escritor en el patio central del Castillo de Santa Ana. Silva habló de su faceta de escritor, subrayando que “la literatura es una forma de comunicación, es una forma de exploración de la realidad, es una forma de dar testimonio sobre la realidad, es una forma de memoria y también es una forma de conocimiento”.
El autor madrileño recordó sus primeros años escribiendo cosas muy diversas y muy imitativas de lo que hacían otros. “Hay un momento en el que poco a poco empezó a aparecer mi camino. Había escrito muchos relatos, mucha poesía muy mala y algunas novelas, pero fue cuando andaba por los 25 años cuando me di cuenta de que aquello de lo que realmente quería hablar era de la realidad de mi tiempo y la realidad de mi lugar”.
“A veces recupero mis primeros textos, y me doy cuenta de que aquello que escribía solo lo entendía yo y alguna otra persona que conocía mucho. Cuando lo releo a veces no entiendo lo que escribía. En un momento me doy cuenta que la literatura no era un juego con el lenguaje. La lectura literaria es un acto que esta intrínsecamente ligado al placer”, afirmó.
Silva también recordó cuando escribió la novela ‘La flaqueza del Bolchevique’ que posteriormente Martin Cuenca llevaría al cine. “Hace 21 años que escribí esa novela, que cuenta una extraña historia de amor y la escribí porque quería ver en la literatura a personas que yo veía por la calle, a personas que yo me encontraba por la calle. Me parecían personas interesantes, lo cual no quiere decir que fueran ejemplares”.
El escritor habló de su próxima novela ‘Donde los escorpiones’ que sale este martes próximo de la que subrayó que tiene “algo en común con ‘Música para feos’, ya que en el fondo hay una de esas verdades ocultas, una de esas historias que tienen que ver con la realidad presente, que nadie cuenta. Parte de la acción transcurre en Afganistán”.
Por su parte, el cineasta Manuel Martín Cuenca expuso en el Aula de Literatura que “Felipe Vega y Lorenzo Silva tienen una conexión muy especial para mí. El capítulo de mi vida como cineasta empieza con Felipe Vega y el capítulo de mi vida como director de cine empieza con Lorenzo Silva. Empieza en una librería de Almería hace muchos años, donde Felipe Vega me habla de un autor que ha descubierto y de una novela ‘El lejano país de los estanques’ que él quiere adaptar para llevarla al cine”.
“Recuerdo que un día pasé por la Librería Picasso y me decidí a comprar la novela que me había recomendado Felipe Vega. Llegue pero la obra estaba agotada, con lo cual, en la propia librería que dijeron que había otra novela del mismo autor que se titulaba La Flaqueza del Bolchevique. Lo compré, me fui a pasear por Almería y me senté en la Plaza de Bendicho. La comencé a leer y leí las primeras 40 páginas. Sentí que algo pasaba en mí y sentía que lo que contaba esa novela me tocaba especialmente”, comentó Martín Cuenca.
Martín Cuenca explicó que “la literatura es una fuente del cine como es la fotografía, una fuente de la que uno debe beber y hacer suya. Creo que en las adaptaciones hay que traicionar al autor y al libro, porque el libro ya está escrito para serle fiel. En ningún momento el cineasta debe ser soberbio y pensar que su película va más allá de la novela”.
Lorenzo Silva a preguntas del público asistente al Aula de Literatura, recordó que “el día que se presentó la novela ‘La flaqueza del Bolchevique’, el propio editor me dijo que la novela era una película. Me sorprendió mucho la verdad. Cuando me planteo Martin Cuenca llevarla al cine no lo veía muy claro la verdad, pero al final salió. Hay momentos que la película es absolutamente fiel a la novela, y otros en que es radicalmente distinto”.
Martín Cuenca, que señaló que no se siente escritor, se considera guionista y cineasta. “Un libro es una obra terminada, un guion no. Se puede hacer cine sin guion. En un rodaje siempre hay un peligro real, y es que el director se vuelva loco, y de hecho ha habido casos, y se vuelven locos y no son capaces de terminar la película”.