El violinista libanés no deja de sorprender en cada uno de sus conciertos
Ara Malikian, uno de los violinistas más brillantes del mundo, sigue sorprendiendo en cada una de sus citas sobre el escenario. Su Royal Garage World Tour volvió a dejar al público con la boca abierta y ganas de repetir, en un Auditorio de Roquetas lleno. Y es que, si alguno de los asistentes esperaba un concierto de violín al uso, pronto vio rotos todos sus esquemas con un espectáculo integral que consigue contagiar el amor del libanés por el instrumento.
En la parte musical, el violín estuvo perfectamente acompañado por el resto del grupo con los que se pudo disfrutar de temas muy variados, desde música judía, irlandesa o clásica, como un vals de Tchaikovski, hasta temas de Guns N’ Roses y de Tarantino, con una interpretación magistral en ejecución y pasión.
Un tour dedicado a la esencia de la música, tal como describe el propio artista en su presentación del Royal Garage World Tour, forjada por años de viajes alrededor del mundo descubriendo los mejores y más característicos sonidos. “Reír, compartir y disfrutar de la cultura musical de cada país desde lo más profundo de sus garajes”, invita Malikian.
La gira mundial de este último disco, que recorrerá toda la geografía española, además de Alemania y México, busca también trasladar al público “a los grandes recintos al siglo XVII español, con una cuidada escenografía basada en los corrales de comedias característicos del Siglo de Oro”. “En el mundo entero las bandas más modernas ensayaban en garajes, sacaban de ahí sus sonidos y creaban un estilo que cambiaría la historia de la música. Yo no me quería quedar sin formar parte de esa movida”, ha comentado sobre el espectáculo Malikian, cuya relación con estos espacios empezó en 1976, cuando estalló la guerra del Líbano.
Pero el espectáculo no se quedó en la música, ya que Ara Malikian fue salpicando entre tema y tema pequeñas historias, monólogos surrealistas sobre aspectos de su vida personal y musical, con situaciones tan difíciles de creer como cómicas y que el público disfrutó a la par que el concierto. Intervenciones llenas de improvisación, ya que los propios integrantes de su grupo no podían dejar de reír con sus sorprendentes historias. El violinista acabó confesando la ficción de sus relatos que tanto divirtieron al público. Todo ello hizo que los asistentes disfrutasen de una noche redonda, donde las más de dos horas de concierto supieron a poco y finalizaron con el patio de butacas en pie, agradeciendo este gran espectáculo con un largo y merecido aplauso.