La Feria Taurina de Santa Ana de Roquetas de Mar se cerró con una excepcional tarde con un lleno casi absoluto
Tarde de intenso calor y de fuertes emociones la del domingo 22 de julio. La segunda y última corrida del abono de Santa Ana de Roquetas de Mar tuvo momentos del mejor toreo clásico, auténtico, sincero y apasionante. El resultado fue de esos que hacen época, con tres figuras del escalafón saliendo a hombros por la puerta grande de la Plaza de Toros de Roquetas de Mar: Enrique Ponce, El Juli y Miguel Ángel Perera.
Los toros de Alcurrucén dieron mucho juego y ofrecieron a los matadores la posibilidad de crear faenas llenas de inspiración. El calor pareció desaparecer por momentos gracias a la intensidad de lo que estaba ocurriendo en el albero. El púbico volvió a volcarse con esta feria taurina y los tendidos presentaron un lleno casi total, con un ambiente muy proclive para el espectáculo.
Enrique Ponce fue Enrique Ponce en estado puro: magistral, solemne, sabio y artista. Su primera faena le valió una oreja, pero fue con su segundo toro, de nombre Clarinete, un negro girón bragado, cuando encontró la conexión perfecta, una mímesis que caló hondo en los tendidos con pases muy templados y vistosos. Esa faena fue premiada con dos orejas. Ponce se caracteriza por exprimir al máximo las virtudes de sus toros, y el público roquetero fue testigo de otra lección del maestro.
El Juli compuso faenas muy sentidas en las que se mostró poderoso con los astados de su lote. Cortó una oreja a cada uno de sus toros. En el primero estuvo muy por encima del astado y supo sacarle todo lo que tenía. Con el segundo de su lote tuvo la oportunidad de configurar una faena mucho más sólida, con tandas muy profundas y templadas. Se mostró impreciso con el acero y eso le impidió un triunfo de mayor peso, pero volvió a dejar muy buenas sensaciones.
Miguel Ángel Perera estuvo muy a gusto desde el principio. Su primer toro, un colorado de nombre Dispuesto, dio mucho juego y transmisión. Pases hondos con el tempo preciso, y el valor añadido de la movilidad del astado, despertaron espontáneos olés y aplausos en los aficionados. Falló con la espada y finalmente cortó una oreja. Una oreja también fue el premio que recibió con el segundo de su lote. Una faena de menos altura, pero valiente y comprometida, le valió un trofeo que permitió al público roquetero ver una triple puerta grande en una magnífica tarde para los aficionados.
José Juan Rubí, concejal de Deportes y Tiempo Libre del Ayuntamiento de Roquetas de Mar, Delegación que gestiona la Plaza de Toros del municipio, hizo un balance muy positivo de la feria. El concejal aseguró que “el público ha demostrado un año más su apoyo incondicional a la Feria de Santa Ana. El sábado los tendidos se llenaron y el domingo también tuvimos una magnífica entrada con un lleno casi absoluto. El ambiente ha sido muy animado, el ganado ha dado juego y los matadores han estado inmensos. Nos sentimos muy contentos con el resultado, y esta misma sensación es la que nos han transmitido los aficionados”.