Texto crónica y fotos: Melanie Lupiáñez
Santa Ana es la patrona de los pescadores de Roquetas de Mar. Como cada 26 de Julio, las calles se llenan de vida para celebrar las fiesta de la patrona que vela por los marineros de este particular pueblo, donde conviven en paz todo un crisol de culturas, más de 130 nacionalidades. Este dato hace considerar al municipio uno de los más multiculturales de España.
Por la mañana es tradición tomarse unos churros en el ‘Café bar el Churrero’, la obradora de esta delicia culinaria es la madre del dueño. La señora, ataviada con un delantal verde de cuadros, se ponía en la puerta del local y, con gracia, atendía largas colas de gente desde primera hora de la mañana, bien temprano, cuando el sol se despereza. Hoy comenta el hijo que por “cosas de la edad” ya no trabaja. Entonces recomienda ir a ‘Cafetería- Churrería The Brothers’, un nuevo local que prepara buenos churros y queda a escasos metros, en la avenida principal.
De camino a la nueva cafetería, hombres sentados en un banco, a la sombra de un ficus enorme, aunque todavía se disfruta del fresquito mañanero. Son mayores y alguno de mediana edad, tienen la cara curtida de arrugas y casi huelen a sal. Quien entiende la mar la lleva siempre puesta. Resulta que son los pescadores encargados de embarcar a la Virgen en el barco: ‘El nuevo Falucho’.
“El nuevo y el viejo”, dice Juanito el Banana y anima a Pepe “El Espatarrao” a que pose para la foto. ”Pepe hombre vente, que vamos a salir en la prensa”. “Si yo no tengo na que decir”, contesta el mayor con tono severo.
Pepe llevaba a Santa Ana en su barco, hasta que por edad tomaron el relevo sus compañeros. Como Juan, uno de los marineros por la tarde, a las 19.00h, llevará con honor esta responsabilidad.
La procesión y romería ha tomado mucho valor en el pueblo con los años, antes era una cosa humilde, solo del barrio de los pescadores. A día de hoy es festivo en el pueblo de Roquetas y un gran atractivo turístico. Porque es realmente bella, simboliza el agradecimiento a la buena mar, la abundancia de la pesca y la protección que proporciona a la gente de mar.
Primero sale en procesión vestida de flores por las calles del barrio y le lavan la cara en la playa del Faro. El recorrido continúa hasta embarcarla en el Puerto de Roquetas entre vítores y mosaicos de flores, un suelo alfombrado por sal de colores gracias a las manos de personas que han trabajado duro toda la mañana. La celebración de la misa es a las 18. 00h en la nueva iglesia del Puerto, un templo modernista, una gran nave que da acogida a más gente, no muy lejos del que fuera su humilde templo durante tanto tiempo.
A continuación, una de las partes más emotivas: el embarque, pero la hora de partida es aproximada. Hasta que un valiente o varios no se lleven las banderas de Andalucía y España, por ese orden clavadas en el extremo de la cucaña, un palo engrasado e inclinado sobre las aguas del muelle. El premio son unos cuantos cienes, pero la satisfacción y el espectáculo es inconmensurable. Son mareas de gente atentas a lo que pasará con todo tipo de utensilios flotantes en el agua del Puerto, esperando desde las 17.00h. A veces va rápido, incluso un experto, bastante conocido en el pueblo, se llevó las dos banderas de una sola vez, cosa que no sentó muy bien entre el público que quería más jarana.
Conseguidas las banderas, primera traca de cohetes, la Virgen llegará hasta el Puerto de Aguadulce, acompañada por la patrona de esa urbanización roquetera que celebra sus fiestas una semana antes. Allí se despiden, toca volver al pueblo, al origen.
Una procesión de barcos acompañan a Santa Ana y, cuando entra por la bocana del Puerto de Roquetas de Mar, la multitud la espera, música y fuegos artificiales para celebrar que un año más ha habido buena mar, buena pesca y por que todo siga bien.
La última traca final cuando entra al templo anuncia que la Patrona vuelve, sana y salva y un año más velará por los marineros.
“Viva Santa Ana,
Viva El Puerto
Viva Roquetas de Mar”
Ése es el coro que abre, sigue la procesión y clausura la fiesta.