Buena tarde de Cayetano y Paco Ureña, que cortaron oreja por coleta.
Importante festejo el vivido en El Coso de las Salinas de la localidad almeriense de Roquetas de Mar. Una tarde donde la terna se ha impuesto a una deslucida en su conjunto corrida de Núñez del Cuvillo. Eso sí destacó el repetidor y encastado sexto que fue premiado con la vuelta al ruedo.
Se cortaron cinco orejas en total, siendo el triunfador numérico Roca Rey con tres. Cayetano y Paco Ureña se llevaron una por coleta. Cayetano ofreció una tarde de entrega, raza y elegancia ante su dispar lote. Ureña con el peor par, mostró su concepto de acusada personalidad y pulcritud de formas. Y Roca Rey firmó la faena más rotunda ante el encastado sexto pero pinchó con la espada.
Cayetano salió muy metido en el festejo y recetó dos largas cambiadas en el tercio y posterior ramillete de verónicas con expresión. Ganó terreno en cada lance ante “Correviento” que metió bien la cara pero que destapó estar justito de poder. Se cuidó en el peto haciendo todo a favor. Buen tercio de Rafael Rosa y a Javier Gómez Pascual ante un ‘chochón’ en ese tercio. Brindó en los medios Cayetano y firmó una faena muy suave donde mantuvo con pulso y cadencia a su antagonista. En redondo ligazón y compostura sin poder exigir puesto que se derrumbaba. A izquierdas naturales muy sutiles y poniendo todo lo que le faltaba a su noble primero. A veces en el segundo de cada serie venía metido por dentro. Cayetano además de componer se descargó con raza y tiró de valor como la tanda final de rodillas. En definitiva cuajó una notable y estética faena que refrendó de gran estocada tras pinchazo.
Precioso el cuarto, un ensabanado que traía en el guía el nombre de “Asturiano”. Este enseñaba la pala -desigual de pitones- del derecho, al que Cayetano recibió con soltura a la verónica. Buen quite del dinástico por tafalleras y media cordobesa de remate. Profesional lidia de Rafael Rosa y por el mismo palo Joselito Rus y Gómez Pascual. Brindó a Enrique Ponce. El menor de los Ordoñez comenzó sentado en el estribo -muy torero- por alto y abriendo caminos para enseñar el recorrido al bonito que hacía el ecuador. Cayetano lo sacó más allá del tercio y se puso con la izquierda en embroques puros, sin atildamientos en su cite para trazar con limpieza y largura. A derechas afianzó las zapatillas abriendo el compás y ligando en cada obligado muletazo. Y finalizó con un toreo de raza mirando al tendido en una serie de valentía. Una faena donde intercaló la naturalidad, elegancia y raza para disfrute de la parroquia ante un toro al que faltó muchos finales. Más de media en buen sitio, el toro que tarda en caer y la gente no lo consideró oportuno enfriando la cosa. Un impasse que descuadró a todos, incluido a Cayetano, que mereció más que la fuerte ovación que recibió.
“Blanquito” un ‘colorao’ que hizo segundo que saltó al ruedo muy blando de atrás. Tras un saludo más efectivo que lucido en el percal de Ureña el toro perdió estabilidad en varias ocasiones. Ligeras protestas para un zapatito de preciosas hechuras. La suerte de varas tan sólo un señalamiento para cumplir el expediente y las protestas crecieron en intensidad. Con esto, tuvo que remar a la contra el murciano que tras consentir y sobar en las iniciales cambió el sentir de las protestar. Paco Ureña poco a poco despegó su temple y fue tejiendo una faena de ligazón y pulcritud. Sin estridencias ni aperturas puesto que su entregado y obediente no se lo aguantaría. Labor parsimoniosa y bien estructura en tiempos y alturas para alargar la duración de su primero. Sacó fondo “Blanquito” y mucha clase el Cuvillo. Lo muleteó por ambos con verticalidad y en las postrimerías se metió entre los pitones. Los molinetes finales tuvieron ajuste y torería. Estocada entera tras pinchazo.
“Rescoldito” burraco que hizo quinto. Otro zapatito de bonitas hechuras pero de escaso contenido. Un astado que llegó al último tercio deslucido pero al que el murciano trató como si fuera bueno. Paco Ureña construyó -con muy poco- una interesante faena por ambos pitones donde el tesón y su convencimiento cimentaron la obra. A medida que avanzaba el trasteo el toro aflojaba, pero sin embargo la exposición del murciano daba un paso adelante. Cuajó una tabla al natural de frente y otra en redondo con recuerdos y variedad que resultaron muy aplaudidas. Sonó un aviso toreando y otro al -intentar dar la cacheta- que lo levantó. También brindó a Enrique Ponce.
El tercero un “Galán” que invitaba a torear por su toreras hechuras. El primero del lote de Roca Rey lució pies pero tras dos buenas verónicas empujó por dentro en las siguientes y se desajustó el trato inicial. Una vara en buen sitio con brío en la arrancada. El quite de Andrés por chicuelinas tuvo plasticidad y aperturas. Brindó al respetable en los medios el peruano que disparó como es habitual en él en la primera tanta. Exigió ante un toro que se lo permitió y que la buscaba abajo. Andrés en la siguiente citó más largo -abrió terrenos- y le fue ganado pases en cada cosido y muletazo a derechas. Series en carrusel con un toro entregado y fijo en el engaño. Buen toro y excelente toreo Roca Rey por ese pintón. A izquierdas se rompió todo lo que su cuerpo le dejó para trazar muy largo y hondo al natural. Para epilogar el de las “flores” en palmo de terreno y posterior serie ligada de mucho poso. Una faena de máxima fidelidad y de amplio predicamento que refrendó de estoconazo hasta la yema.
Cerraba plaza “Sosegado” el de mayor volumen de la tarde. Al sexto lo veroniqueo con personalidad Roca Rey. Una vara y cambiar el tercio. Brindis público. Un estallido fue la tanta inicial en la boca de riego con uno doble de las “flores” y posterior exigencias a diestras. Muy abajo viajó la muleta. Andrés atemperó las embestidas de su oponente a base de temple y de llevar cosida la acometida en series largas y muy ligadas. Amasó al cierraplaza por naturales en varias series -se desplazaba muy largo- siguiendo los vuelos de la pañosa con transmisión y mucha entrega. No quería nada por arriba y así lo entendió Andrés desde el primer instante. El toreo en redondo resultó como un carrusel y siempre con la barriga de la muleta. Una faena de mucho parangón que finalizó con unas “luquesinas” de mucho apresto. El atasco a espadas le hizo perder el doble trofeo ante un encastado último.