La actriz regresaba a Roquetas, dos años después de descubrir la Butaca de honor en el Teatro Auditorio

Lola Herrera es una de las actrices más veteranas que se suben a los escenarios con sus 83 años. En esta ocasión, regresó a Roquetas, a su Teatro Auditorio para dar una lección de interpretación con la obra ‘Cinco horas con Mario’.

Han pasado casi cuatro décadas desde que interpretara Herrera por primera vez a Carmen Sotillo, la protagonista de ‘Cinco horas con Mario’. A pesar del tiempo, es un montaje, más bien un monologo, que Lola Herrera ya se sabe de memoria. Una vez más brilló la actriz con un montaje basado en la obra de Miguel Delibes

Durante 80 minutos, Lola Herrera sola en el escenario con un texto fascinante, que requiere un absoluta concentración, puesto que requiere mucha atención. En Roquetas, al final de la obra, hubo un momento que Herrera aseguró escuchar pasos y eso hizo que parara la función, para luego apoyada por los aplausos del publico, volviera al escenario y con la maestría que la caracteriza acabara la función. Una gran lección de interpretación.

Cuando se abre el telón, la historia se sitúa en  marzo de 1966. Carmen Sotillo acaba de perder  a su marido Mario. Una vez que las visitas y el resto de familiares se van a descansar, ella se queda sola, velando al difunto toda la noche, y manteniendo con él un diálogo-monólogo en el que se descubren los secretos y conflictos de su matrimonio.

En la noche, ante un difunto, Carmen enfadada y con mucho dolor reprocha a su difunto esposo el hecho de haberse marchado de forma repentina. Pero no queda la cosa ahí, en una interpretación excepcional, la protagonista hace balance de sus años de relación y repasa algunos aspectos de toda una vida juntos.

Aparte de la riqueza del texto, hay que subrayar el aspecto gestual de la protagonista a lo largo de los 80 minutos de representación.  Lola Herrera tiene momentos de gran emoción, en otros momentos de derrumba totalmente y en la mayor parte de la obra es un continuo movimiento, donde la actriz se levanta, se sienta o se recuesta.

Luego hay algo que solo Lola Herrera puede hacer en una obra que retrata una época y es, sin duda, la forma que tiene de contar las cosas y luego la versatilidad de la propia actriz que pasa en un instante de la risa al llanto. En definitiva se trata de una obra cargada de matices, que tiene la facilidad de emocionar.