Llegó al Museo Taurino de Roquetas de Mar sin su típica gorra. Es un legendario fotógrafo que a sus 99 años continua trabajando. Ha vivido con siete generaciones de toreros en España. Su obra es espectacular y una parte de ella se puede disfrutar hasta finales de marzo en el Museo Taurino de Roquetas. Este especial homenaje a Francisco Cano Canito le ha traído hasta Roquetas, después de confesar que la abuela que más quiso era natural de Cantoria.
La muestra de Canito fue inaugurada el pasado jueves por el alcalde de Roquetas de Mar, Gabriel Amat. Como personaje de excepción estuvo Canito que a sus 99 años relato algunas de sus vivencias a lo largo de 70 años de profesión y causó admiración a las generaciones de toreros más jóvenes de Almería a los que dio algunas nociones de la forma de torear de algunas figuras. Canito tiene claro que Manolete fue una gran persona y que el mejor sobre el albero es José Tomas.
Testigo en Linares en la tarde trágica de la muerte de Manolete, Canito recibió de manos de Amat el escudo de Roquetas de Mar y posteriormente le impuso el primer pin del Museo Taurino, con motivo del quinto aniversario del Museo Taurino. Canito muy emocionado aseguró que “estoy muy orgulloso de estar en esta tierra, aunque yo tengo algo de aquí, porque mi abuela nació en Cantoria. Para mí es un orgullo estar aquí hoy porque así la recuerdo a ella. Me queda poco de vida, pero siempre les voy a recordar con cariño por este recibimiento”.
Canito lleva toda una vida ligada al mundo del toro. Tras un breve paso por los cuadriláteros de boxeo, continuó la tradición familiar al intentar ser torero. De este modo, compaginó las oportunidades en el ruedo con la fotografía, y precisamente esa versatilidad pronto le hizo ganarse fama como la persona capaz de atrapar los instantes más plásticos de una faena. La cámara ha sido siempre como su novia.
Como fue novillero, «y sabía cuando tenía que disparar», fue demandado por todas las figuras del toreo desde que se cortó la coleta en 1943. «Y así le he dado de comer a mis seis hijos», comenta orgulloso. Eso sí, se lamenta de no haber patentado una idea que llevó a la práctica antes que nadie: el zoom. Canito asegura que fue el inventor al adjuntarle unos tubos a la que aún hoy es su máquina predilecta, una Leica. «Si lo llego a registrar me hago millonario, y no estaría tieso”, comenta.
Lo cierto es que el invento evitaba llevar tres cámaras colgadas del hombro, y facilitó su trabajo para medios como ABC, Dígame, Marca, El Ruedo o Aplausos, entre otros. En total miles de fotos históricas que hoy se exhiben en diversas exposiciones y en su último libro, El Mito de Cano, y que incluye instantáneas de Lucía Bosé, la Emperatriz Soraya, Gary Cooper, Charlton Heston, Sofía Loren, Concha Piquer, Carmen Sevilla o Rocío Jurado, entre otros.
Pero entre todos estos testimonios del mundo del toro y su entorno, sin duda hay un hecho que marcaría definitivamente su leyenda: ser el único testigo gráfico de la cogida y muerte de Manolete el 28 de agosto de 1947. “Fue una casualidad, ya que fui junto a Luís Miguel Dominguín para que me pagara unos trabajos que me debía. Si no es por eso, no habría habido fotografías de esa tarde”, asegura. La serie de la cogida, su paso a la enfermería y su semblante inerte en el ataúd son piezas históricas.