La concejala de Cultura de Roquetas de Mar, Maria Dolores Ortega y Maria del Mar Perceval han inaugurado esta mañana en el Castillo de Santa Ana la exposición de fotografías de Jesús de Perceval denominada ‘Fragmentos de una vida que pasa… y objetos que quedan”. También han estado presentes la directora del Castillo de Santa Ana, Antonia Maria Lafuente y varios concejales del equipo de gobierno de Roquetas de Mar, así como familiares y amigos de la familia Perceval.

En la muestra aparecen las primeras fotografías de Perceval que datan de los años 40, muchas de ellas relacionadas con el mundo de la arqueología, algo que le apasionaba dada su relación con Juan Cuadrado. También hay retratos de adolescentes, otras de los indalianos pintando al natural. Pero realmente su mayor producción fotográfica data de los años 50, cuando el pintor se acerca a Carlos Pérez Siquier y conecta con AFAL.

En esa etapa, Perceval fotografía el barrio de La Chanca. Sus imágenes inmortalizan un barrio humilde, y hoy son unos documentos únicos y de un gran valor. María Dolores Ortega ha subrayado que «es un honor contar con esta exposición, que aunque ya se pudo ver en este Castillo, ahora se mantendrá como exposición permanente en la primera planta del Castillo ».

Maria del Mar Perceval ha reconocido que « Roquetas siempre se ha acordado de mi padre, y ahora que se han cumplido 25 años de su muerte, es un orgullo que esta exposición que recoge parte de las fotografías que realizó se expongan en el Castillo y puedan ser vistas por todas aquellas personas que visiten este espacio. Aparte de las fotografías también hay unas vitrinas con objetos de su etapa como fotógrafo ».

BIOGRAFIA

Jesús Pérez de Perceval del Moral, más conocido como Jesús de Perceval, fue un pintor y escultor nacido en Almería el 17 de abril de 1915 y fallecido en 1985 en la misma ciudad. Desde temprana edad fue hábil en el dibujo y la pintura. Estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Almería, matriculándose más tarde en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando en Madrid.

En 1934 recibió la medalla de oro de la Exposición Regional de Andalucía celebrada ese año y dos años más tarde, en 1936, obtuvo el galardón homólogo en la Exposición Internacional de París. Perceval sería una de las personalidades más activas y dinamizadoras del depauperado panorama cultural de la provincia almeriense durante la posguerra.

A él se debe en gran parte el nacimiento y desarrollo del movimiento indaliano, surgido en la década de los 40 a raíz de las tertulias mantenidas con otros artistas e intelectuales como Celia Viñas, Juan Cuadrado, José Gómez Abad, Miguel Cantón Checa o Francisco Capuleto. Dicho movimiento se inspiraba en las raíces de la tierra consideradas desde una perspectiva global, ensalzando el carácter ancestral, mágico y espiritual de las culturas del sureste peninsular, resumido éste en el indalo, símbolo de las civilizaciones prehistóricas, y en la presencia en la región de San Indalecio, uno de los primeros evangelizadores de Iberia, símbolo a su vez de la espiritualidad cristiana

Perceval abanderaría el movimiento indaliano durante su presentación en el Museo de Arte Moderno de Madrid en 1947, logrando una gran acogida por parte de la crítica, especialmente de Eugenio d’Ors, a la sazón Jefe Nacional de Bellas Artes, quien se convirtió en entusiasta valedor del movimiento. El año siguiente, 1948, Perceval y otros indalianos fueron invitados a participar en el VI Salón de los Once de la Academia Breve de Crítica de Arte

Durante los años 50, Perceval residió en Madrid y expuso en Munich, Roma, París y en diversas ciudades de Argentina, Chile y Bolivia. En 1951 participó en la I Bienal Hispanoamericana de Artes de Madrid, despertando gran expectación su obra La degollación de los inocentes.

Su obra pictórica estuvo influenciada por Ignacio Zuloaga, Giorgio de Chirico y Pablo Picasso. El estilo, claramente expresionista, queda marcado por una cromática oscura y a veces trágica. Con el tiempo llega la moderación y Perceval crea una iconografía realista, matizada y poética. Se trata, en resumidas cuentas, de un pintor clásico en cuya producción se dejan sentir las culturas mediterráneas históricas y prehistóricas, la naturaleza y la infancia. Fue por lo demás un gran conocedor de los estilos y tendencias del arte universal y trabajó asimismo la escultura, la imaginería, la alfarería y la fotografía.