El alcalde, Gabriel Amat, y el diputado nacional, Juanjo Matarí, presidieron el desfile del Cristo del Mar que fue seguido por cientos de personas
La procesión del Cristo del Mar volvió ayer a emocionar a cientos de personas en su recorrido por las calles del Puerto en el que deja todos los años imágenes que roban el aliento. La elegancia de este desfile procesional se supera año a año y convierte esta procesión en un hito en el verano roquetero, que sorprende a los turistas por su belleza y singularidad.
Tras la Eucaristía, celebrada por el sacerdote Ginés García, entraron en el templo los cargadores del Cristo, ataviados con trajes marineros, seguidos por la banda jienense Agrupación Musical Arroquia Martínez. La primera levantá corrió a cargo de la madrina de la imagen, María Pintor.
Sobre las ocho de la tarde, la procesión salía de la parroquia de San Joaquín y Santa Ana a la plaza Benedicto XVI, donde el Cristo del Mar era esperado por cientos de feligreses. La bajada del paso por la rampa de acceso al templo, el contraste entre la modernidad de la arquitectura de la iglesia y el barroquismo del paso y la talla del Cristo, y la caída del sol que dibuja sombras y luces sobre el Señor del Puerto, componen una de las primeras estampas inolvidables de esta salida.
La procesión enfiló la calle Armada Española, jalonada de banderas de España en sus farolas, antecedida por representantes de distintas hermandades roqueteras y de Almería ciudad, así como encabezada por el alcalde, Gabriel Amat, el diputado nacional, Juanjo Matarí, la madrina, María Pintor, la hermana mayor de la prehermandad del Cristo del Mar y numerosos concejales del Ayuntamiento.
El paso estrenaba ayer dos ángeles custodios obra Ventura Gómez, el mismo escultor que talló el Cristo, que se habían bendecido la tarde anterior. Durante su recorrido por la calle Faro fue cayendo la noche que sorprendió al paso al llegar al Castillo de Santa Ana, otra de las imágenes singulares que fue inmortalizada por los móviles de decenas de turistas. No en vano, la imagen del Cristo ante el Castillo ha sido el motivo del cartel anunciador de la procesión de este año.
Llegados a la explanada del Faro, las costaleras fueron las encargadas de trasladar al Crucificado hasta orillas de la playa, donde se procedió al tradicional lavado de pies ante un Mediterráneo que se agitó con la llegada de su Señor. Fue el momento de mayor afluencia y emoción del procesión. Tras el lavado por parte de los sacerdotes Ginés García y Javier Yepes, participaron en la tradición el alcalde, el diputado nacional Juanjo Matarí, la madrina y los concejales Eloísa Cabrera y Luis Miguel Carmona. Cabrera fue además la encargada de realizar la levantá una vez el Cristo del Mar fue recolocado en su paso.
Comenzaba la vuelta al templo con gran recogimiento, las luces de la vía pública apagadas, la música contenida de la A.M. Arroquia Martínez y tan solo los faroles del Cristo tiñendo de rojo el delicado baile de los costaleros bajo su trono.
Contención antes de un apoteósico final. El Cristo del Mar fue recibido de nuevo en su templo con una gran traca de petardos y fuegos artificiales y se despidió de los roqueteros y visitantes con dos últimas y emocionantes marchas, la última de ellas desde el interior de la parroquia, enmarcada su imagen por los dinteles de la puerta, una imagen grabada en la retina que ayudará a aligerar la espera hasta la salida procesión del año que viene.