Antes del inicio del espectáculo se guardó un minuto de silencio por las víctimas de la guerra

Noche especial con el Ballet de Kiev que tuvo una actuación magistral en el Teatro Auditorio de Roquetas de Mar. El sábado, las tablas del Auditorio recibían a una formación que vive de la esencia del ballet clásico más puro, siendo cada representación una fiesta para los sentidos, por la sobriedad de las coreografías, la perfección de todas y cada una de sus líneas, el virtuosismo de sus solistas y la vistosidad y grandeza de sus decorados y vestuario.

El inicio de la actuacion del Ballet fue guardando el público un  minuto de silencio por las víctimas de la Guerra. También había algunas banderas de Ucrania en un Auditorio que registró  un lleno para vivir una noche fantástica.  Y todo gracias a Ana Sophia Scheller, que debido a la situación actual de Ucrania, ha recogido a los miembros del Ballet de Kiev para convertir la compañía en refugio para sus artistas, pudiendo así mostrar al mundo aquellos valores que les representan y dándoles la oportunidad de seguir transmitiendo emociones a través de sus movimientos.

El Ballet de Kiev llegaba a Roquetas con ‘El Cascanueces’, un ballet de dos actos, originalmente coreografiado por Marius Petipa y Lev Ivanov, con una partitura de Tchaikovsky. El libreto es una adaptación del cuento de Hoffmann ‘El Cascanueces y el Rey Ratón’. Se estrenó en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo el 18 de diciembre de 1892, en sesión doble con la ópera de Tchaikovsky, Iolanta.

La historia transcurría en una ciudad alemana en una Nochebuena de principios del siglo XIX. El público se encontró ante la narración que parte de la realidad de una familia burguesa acomodada, para navegar a través de los sueños por un reino mágico.