Café Quijano volvió a Roquetas por tercera vez para presentar su último disco de boleros. Manuel, Oscar y Raúl Quijano brindaron el pasado viernes un concierto de dos horas y media donde el público disfruto mucho con sus canciones. Entre canción y canción, Manuel Quijano, el mayor de los hermanos fue explicando como surgió cada tema. Desde principio a fin, el trío leones dejó constancia de la calidad de sus voces en un excelente directo.

Los Quijano que comenzaron con guitarras eléctricas y unas levitas de cuero  haciendo música pop para aparecer trajeados con pajaritas y haciendo boleros, que además fue lo que hacían cuando comenzaron su carrera discográfica. En Roquetas su gran concierto comenzó con el tema ‘Que más da’ para continuar con ‘Que será de mi’. “Estamos encantados de volver a Roquetas. Cada vez que venimos lo pasamos bomba. A lo largo del concierto vamos a contar todo verdades en torno al amor”, dijo Manuel Quijano.

“Las relaciones amorosas no son fáciles, hay veces que se nos complican en exceso, y esa complicación nos viene del exterior. Otras veces somos nosotros los que complicamos las cosas”, comentó el mayor de los Quijano para dar paso a la canción ‘No me reproches’.

Manuel Quijano recordó que en 2004 se tomaron un descanso que duró hasta 2011. “Hablamos los hermanos porque íbamos demasiado rápido. Fue al final de aquella época cuando conseguimos que un andaluz universal como Joaquín Sabina, cantara con nosotros el tema ‘No tienes corazón”. Con esta canción llegó la animación al patio de butacas. Fue uno de los grandes momentos de la noche.

El concierto del viernes contó con cuatro canciones de la etapa anterior. Sonaron ‘Un poco de algo’, ‘Culpame’, ‘Lo que tuvo que ser’, ‘Mi preciosa amiga’, esa maravilla de canción que es ‘Quiero que mi boca se desnude’ y que grabaron con Armando Manzanero, no faltó ‘La Lola’ y ‘La Taberna de Buda hacia el final del concierto y Manolo Quijano divirtió a sus incondicionales con la presentación de “Desde Brasil”, cuya fantasía relacionó con una novia con la que vivió en El Ejido.

 

Decir que de las dos horas y media que duró el concierto, Manolo estuvo hablando unos treinta minutos, ilustrando sobre los distintos tipos de amor que se pueden encontrar en sus boleros. Estuvo descarado, irónico y sus incondicionales se lo pasaron en grande con sus comentarios.

Sus boleros sonaron muy frescos con el acompañamiento de un violonchelo, que cobra gran protagonismo en el concierto junto a la trompeta y la percusión de aires cubanos. En definitiva, hicieron un recorrido por sus tres discos de boleros, donde afloraron los sentimientos y donde hubo tiempo incluso para reír con un Manuel Quijano que es fantástico.