Natalia Dicenta en el papel de la actriz Judy Garland brilló el pasado sábado en el Teatro Auditorio de Roquetas de Mar donde se puso en escena el musical ‘Al final del Arco iris’. Este drama musical dejaba entrever los años de declive personal y artístico de la niña prodigio de Hollywood, Judy Garland. La obra adaptada por Jorge de Juan estaba codirigida por el propio De Juan y Eduardo Bazo.

Natalia Dicenta que además canta en este musical, encarna su papel a la perfección. La historia que se contó se situaba en el invierno de 1968 cuando la actriz y cantante prepara, una vez más, su inminente regreso a los escenarios.

En la habitación de un lujoso hotel, acompañada por Mickey Deans (Nacho López), su prometido, Garland prepara una serie de conciertos en el Talk of the Town con la esperanza de volver a lo más alto y recuperar el prestigio perdido.

Su amigo y compañero, el pianista Anthony (Mauro Muñiz), también la acompañará en su lucha particular contra su dependencia de las drogas y el alcohol. Sin embargo, a pesar de cuatro matrimonios fallidos y del declive de su carrera en Hollywood, Judy Garland sigue siendo una mujer dura, con una personalidad arrolladora y un carácter notable armada hasta los dientes con su legendario ingenio afilado.

‘Al final del arco iris’, comedia musical dramática y al mismo tiempo salvajemente divertida, llevaba al espectador del humor al drama sin darle apenas descanso. Natalia Dicenta encarnaba a una mujer que tiene que luchar contra sus adicciones, que tiene el corazón roto y que ha sido testigo de su propio declive, personal y profesional. Una Judy Garland que, a pesar de ello, no pierde el sentido del humor.

El personaje que presentaba Natalia Dicenta afrontaba su declive a través de sus conciertos y sus canciones más memorables, como ‘Get Happy’, ‘Come Rain or Come Shine’, ‘The Trolley Song’, ‘The Man That Got Away’ y ‘Somewhere Over the Rainbow’, la inolvidable composición de Arlen y Harburg incluida en la banda sonora de ‘El mago de Oz’ que acompañó a la actriz desde su adolescencia, cuando protagonizó el clásico de Víctor Fleming, hasta su muerte en 1969.

En 1968, año en el que Peter Quilter sitúa la acción de ‘Al final del arco iris’, Judy se encuentra casi arruinada, psicológicamente destrozada, cancelando conciertos e incumpliendo contratos, y desengañada por tantos doctores y psiquiatras que no habían hecho nada bueno con ella. El 15 de julio canta por última vez en un local del Greenwich Village de Nueva York y seis días después muere en Londres por sobredosis de somníferos.

En definitiva, una obra cargada de un hondo sentimiento de nostalgia y tristeza, en recuerdo a una gran figura musical del siglo XX, que acabó siendo víctima de su pasado. El musical se centró mucho en la etapa más dura de la actriz, sin hacer mención a otros pasajes de la Garland que realmente fueron meritorios. Los actores, en general, estuvieron a una gran altura.