Los costaleros, vestidos de marineros, rubricaron un recorrido perfecto en el que la pasión, la entrega y la fe estuvieron presentes en todo momento
La emoción se notaba en cada detalle, en cada gesto. El Cristo del Mar es especial para los habitantes de El Puerto y así lo demostraron una vez más. Cientos de personas se concentraron en el templo desde el primer momento, durante la misa. Tantas, que no cabían en su interior. Poco a poco se fue acercando el momento, ese en el que los costaleros, vestidos de marineros, entran en la Iglesia para colocarse bajo el paso. Mientras, la espera provocaba lágrimas de fe contenida, ojos cerrados, mandíbulas apretadas. Hasta que la madrina del Cristo, María Pintor, alzó el brazo para realizar la primera ‘levantá’. En ese preciso instante, con el sonido de la campana aún resonando en sus oídos, los hombros de los costaleros sintieron el peso de la cruz, orgullosos de llevar al Cristo hasta el Mar.
La banda de música se encargó de marcar el paso. Lento, tranquilo, reposado. Casi como si meditaran cada zancada, saboreando el orgullo de llevar a nuestro Señor. Avanzaron por las calles, engalanadas con banderas españolas. María Elena Magán fue la encargada de realizar otra ‘levantá’ una vez que el Cristo enfilaba la calle Marina Mercante. Después la Avenida Sabinar, donde cada vez se unían más y más personas.
Cuando la procesión llegó a la calle Faro, el sol comenzó a ponerse y, junto a la estrechez de la vía, todo se volvió más íntimo. La tradicional calle de El Puerto no falló a su cita y, en su desembocadura, junto al Castillo de Santa Ana, una pequeña multitud esperaba al Cristo del Mar.
Bajada del Cristo a hombros
Una vez frente al faro, la luna fue testigo de las costaleras bajando al Crucificado y colocándolo directamente sobre sus hombros y bajándolo en zigzag hasta el paseo, frente al mar. Allí, el párroco Javier Yepes fue el primero en lavarle los pies al Señor con el agua que, previamente, había bendecido el sacerdote Ginés García. Después, fue el turno de la madrina, María Pintor, el alcalde de Roquetas de Mar, Gabriel Amat, el sacerdote Ginés García, el concejal coordinador del Área de Desarrollo Urbano, Francisco Gutiérrez, el jefe de protocolo del Ayuntamiento, José Fernández Terol y, finalmente, Isabel María Pérez Martín.
De su vuelta al paso se encargaron los costaleros mientras cientos de fieles trataban de tocar el agua bendita con la que se le había lavado los pies a Jesús. Una vez colocada la Cruz de nuevo en el trono, la primera ‘levantá’ corrió a cargo de Daniela Sánchez, que pidió por su familia.
Cuando el paso llegó a la iglesia de El Puerto de nuevo, la emoción volvió a brotar de los ojos. La entrada, con el himno de España, el himno del Cristo y los vítores de los costaleros hicieron que a más de uno se le erizara el cabello.