La obra se basaba en textos de Arturo Pérez Reverte
Alfonso Sánchez y Alberto López realizan una interpretación majestuosa en la obra ‘Patente de corso’ que se representó el pasado sábado en el Teatro Auditorio de Roquetas de Mar. El público disfrutó de un montaje teatral con el sello inequívoco de Arturo Pérez-Reverte, no en vano, la obra se basa en algunos de los artículos que el escritor y periodista viene publicando cada semana en la revista El Semanal.
Los dos actores de la obra viven a caballo entre la comedia y en muchos casos la tragedia. Es una obra actual, donde lo que se cuenta está cada día en la calle. De ahí el gran éxito que está teniendo allá donde se representa. En Roquetas de Mar gustó mucho al público que apostó por acudir al Teatro Auditorio.
Mariano es un hombre normal que está cansado de haber trabajado tanto poder ir casi malviviendo. Llega el momento que Mariano se queda parado, y se echa su familia a las espaldas. Curiosamente, se enteran que Don Luciano cuenta con una patente de corso auténtica, firmada por Fernando VII y con el destinatario todavía por apuntar, y quiere venderla.
Mariano acude para comprarla, pero don Luciano acusa: “este título, que permite a su poseedor cometer los crímenes más viles al amparo de la corona española, sólo es digno de un auténtico “hijo de puta”. Durante más de hora y media, sentados en ese chiringuito de playa como visión inmejorable de la España del pelotazo, la pareja habla de las cuestiones que preocupan a cualquier ciudadano, aunque pareciera por un momento que intentan arreglar el mundo.
Hay grandes momentos a lo largo de la obra, sobre todo cuando se van sucediendo los monólogos. La obra con dos actores en escena tiene un buen ritmo, no da tregua y sobre todo conecta con el público desde el primer momento. Se nota la mano maestra de Pérez Reverte, un escritor que con sus artículos no dejan indiferente a nadie.
El montaje teatral tiene un mensaje muy claro ya que relata la relación que entablan Luciano y Mariano, dos personajes antagónicos que retratan de forma ácida la sociedad actual. Luciano que posee esa patente de corso auténtica, con casi dos siglos de antigüedad y firmada por el mismísimo Fernando VII, que quiere vender.
El que la posea tendrá el poder de estafar, robar, malversar, saquear y desfalcar, con todos los papeles en regla y la firma del rey. Y por eso la quiere Mariano, un ciudadano al que la vida ha tratado de forma despiadada. Pero ser un cabrón no es tan fácil como parece, así que Luciano se ofrece a enseñarle. Se ven todos los días en la terraza de un bar. En definitiva gran espectáculo teatral, intimista y profundo.