Una impresionante traca puso fin a dos días de fiestas en honor al Corazón de María.
El barrio roquetero de Las Losas vivió anoche el momento más esperado de sus fiestas, cuando la imagen del Corazón de María recorrió las calles de la barriada acompañada por cientos de vecinos. Antes de la salida de la procesión, se celebró una misa rociera con el coro que lleva el nombre de su patrona, “Corazón de María”, a la que asistió el alcalde de Roquetas de Mar, Gabriel Amat, así como los miembros de su equipo de Gobierno, y en la que se tuvo un especial recuerdo para las familias que estos días abandonan sus países y buscan refugio en Europa. “No olvidemos que la Virgen también tuvo que huir y fue refugiada en Egipto”, mantuvo el sacerdote.
Los reyes de las fiestas, José Corral Castaño y María Morales Romera, así como las damas Ana Corral Castaño y Dámaris Gómez Rueda, que habían sido coronados en un emotivo acto la noche del sábado, encabezaron la comitiva, seguidos del trono de la Virgen, decorado con rosas para la ocasión. Tras él, las autoridades y la banda Unión Musical de Roquetas de Mar, dirigidos por Juan José Bou.
Emotivo encuentro
La procesión recorrió toda la barriada y se trasladó hasta la vecina Cañada Sebastiana, en el término municipal de Vícar. Allí le esperaba la imagen de María Santísima de la Esperanza Macarena, que salió al encuentro del Corazón de María cumpliendo una bonita tradición entre dos municipios vecinos, y donde los vecinos no pudieron contener los vítores hacia ambas imágenes.
La procesión acompañó a la Esperanza Macarena hasta su capilla y se despidió de ella con una traca de cohetes. El Corazón de María continuó su recorrido, de nuevo hasta las calles de Las Losas, donde se despidió de sus vecinos con una nueva e impresionante traca con fuegos artificiales.
La lluvia que había amenazado durante toda la tarde esperó hasta la recogida de la Virgen aunque sí se tuvieron que dar por finalizadas las fiestas antes de lo esperado por su causa. Los vecinos esperan ya la cita del próximo año, para, como en ésta, encontrarse con quienes ahora residen fuera en unos días de alegría y recuerdos.